lunes, noviembre 23, 2009

Yagé, para desmedicalizar la Salud

Por: Ricardo Díaz Mayorga

Yage-en-Takiwasi Entre el 14 y el 17 de Octubre de 2009 se llevó a cabo en Manizales el Simposio “El Yagé: Una mirada multidisciplinaria del Remedio”, programado y realizado por la Maestría en Cultura y Drogas del Departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de Caldas.
El evento contó con la participación del Dr. Luis Eduardo Luna, especialista en religiones comparadas, profesor de la universidad de Helsinki, quien impartió el Seminario “Yagé en el mundo contemporáneo”. También hubo intervenciones de Jorge Ronderos, William Torres, Tulio Marulanda, Jorge E. Duque, Hugo Tangarife, Ofelia Gallego, Jorge Echeverri, Octavio Moreno y Duván Rivera.
También el Director de visionchamanica.com fue invitado a intervenir en este Simposio, en el que presentó una charla que tituló “Yagé, para desmedicalizar la salud”, cuya guía-resumen presentamos a continuación.

El debate académico sobre el yagé, el avance en su conocimiento, tiene una doble importancia. Para el Yagé y sus Operadores: que su utilización sea considerada con respeto y seguimiento. Para la Academia y la Salud: reconocer un formidable recurso terapéutico.

El yagé: recurso terapéutico genérico
El concepto de Estados Modificados de Conciencia es la mejor perspectiva de aproximación de la ciencia occidental a los enteógenos. Los EMC ya han sido estudiados como recurso terapéutico genérico que se remonta a los albores de la civilización humana [Michael Winkelman].
Los EMC o Enteogénesis (Dios en mí), al producir un estado de ampliación de conciencia, y/o, una conexión con la totalidad o el Misterio –con Dios, o con la trama de la Vida, o con el flujo de la Energía (expresión multisémica)– inducen una concepción totalizadora de la salud. A diferencia de la medicina convencional es no solo una “técnica de sanar”, de apagar los pequeños incendios de los síntomas, sino una visión integral de la salud del ser humano.

Yagé y Religión
Seccion central del triptico "La cena cósmica" del pintor austriaco Heinz Gohl (1934-1999) Los conceptos (representaciones) sobre la divinidad, sobre lo trascendente, no son exclusivos de las formaciones religiosas. No pueden aceptarse monopolios en la representación de lo trascendente. Tampoco los intermediarios son indispensables. En últimas, para cada individuo, la representación que cuenta es la propia.
La anterior idea lleva al concepto de Laicidad, que significa: No poner al mando una confesión religiosa determinada, sino respetar la forma de las creencias individuales, subjetivas. No puede haber objetividad –lenguaje homogéneo– en este tema [L. Wittgenstein].
La configuración religiosa supone siempre un aparato, una organización, una empresa (la empresa o asociación del culto), con funcionarios, jerarquía, preceptos y normas, etc. Es un poder terrenal, con intereses materiales, con imbricaciones concretas a otros ámbitos de poder, y con los encargados de la res pública (el Estado).
Hay también la dimensión comunitaria de la religión: el religare del grupo, de la comunidad, por ejemplo en las prácticas colectivas de sanación de lo comunitario.
La aspiración religiosa se manifiesta, desde una perspectiva individual, como una necesidad de pertenencia al grupo; de reconocimiento y aceptación en el sentimiento. Un espíritu sano puede participar en cualquier ritualidad.
La variable religiosa convencional introduce distorsiones en la práctica médica del yagé: Desviación hacia una representación determinada de Dios –creando dependencia y relación de dominio–. Además, disputas entre representaciones –la válida, la verdadera, la mejor–.

Yagé y Medicina
La práctica médica implica aquel camino complejo que va de lo genérico a lo particular: de la descripción y conocimiento de las enfermedades a las personas concretas (“Existen enfermos, no enfermedades” – Hipócrates). Hay dos saberes implicados: el del médico y el del propio paciente. Luego no es aceptable una actitud autoritaria del terapeuta de “Yo soy el médico!”, o “yo soy el que sé”. También porque la sanación se da en el paciente y con su participación. Es inconveniente y soberbia la actitud terapéutica de “yo te curo”. Más adecuado y real es contribuir a que el paciente identifique su enfermedad y se “apropie” de ella (“La enfermedad como camino” Dethlefsen y Dahlke), y proponer alternativas terapéuticas, no ordenar, no mandar, no dominio.
El yagé puede contribuir a esa conciencia y propiciar un paciente empoderado y a cargo de su vida, de su situación y de su destino. Según sea ese grado de conciencia se dan los grados de intervención del médico.

Yagé y Lenguaje
Desde una visión radical de la relación Cultura/Naturaleza, la realidad es inefable… Le ponemos palabras, la representamos para comunicarnos. Esta representación será siempre un artificio y será siempre transitoria (provisional, relativa). Si la realidad es impermanente, más lo son las palabras: relatividad del lenguaje, no dogmatizar, no sentenciar, no reificar: las palabras siempre serán aproximativas. Las palabras son hipótesis de la realidad. Y el lenguaje, los lenguajes, deben entenderse como “juegos de lenguaje”, según L. Wittgenstein.
La confusión de la realidad con las palabras ha sido tematizada por autores como G. Luckas, y W. Benjamín, y M. Taussig; quienes han llamado a esto: reificación. También don Juan Matus, el personaje de C. Castaneda, advierte sobre no quedar atrapados en la descripción de la realidad que recibimos desde la infancia.
Lenguaje y enfermedad: Esas palabras [las de la enfermedad que me diagnostican] ¿soy yo? ¿me identifican? [“Existen enfermos, no enfermedades” – Hipócrates]. Ese malestar, esa disfunción ¿me identifican?, o ¿será una búsqueda de identidad? ¿de ruta …? ¿de resolución de un problema…?
Tarea de la enfermedad: yo debo llegar a entender mi cuerpo y mi realidad y a representármela, y a diseñar mis conductas y comportamientos (comida, ejercicio, estilo de vida…), que resuelvan lo problemático, lo disfuncional: Encontrar mis circunstancias adaptativas.
El lenguaje (la representación) puede llevar a la desconexión con la realidad, que se manifiesta en enfermedad. La purga con yagé abre la posibilidad de reconexión cambiando el punto de vista con el que vemos nuestra realidad.

Yagé y Poder
Para tener Salud debo desmarcarme del Sistema [o relativizarlo], debo buscar alternativas al Sistema de Vida Consumista predominante.
La descripción predominante de la realidad atraviesa toda la Institucionalidad dentro de la que vivimos –la familia, las empresas, la Educación, los Medios de Comunicación, el Derecho, etc.– y se manifiesta en todos los enunciados normativos. Relativizar todas estas descripciones [identificando, por ejemplo, los intereses que las soportan] es también una manera de proteger nuestra salud mental y física.

Propuesta
Desmedicalizar el tema de la salud: La vida y la Salud son mucho más que la descripción médica. La salud es muy importante como para dejársela solo a los médicos [y sobre todo ¡mi salud!] Apropiarme [o crear] el lenguaje adecuado para comprender mi cuerpo y mi salud.
Desde lo general: Abrir camino a un nuevo paradigma de la salud: Multicultural, con diversas alternativas médicas. Participativo, con un paciente al mando. El yagé nos ayuda a llegar a esa conciencia.

Manizales, Octubre 17 de 2009.

El anterior escrito es una guía-resumen de la charla pronunciada por el autor en el Simposio “El Yagé: Una mirada multidisciplinaria del Remedio”, programado y realizado por la Maestría en Cultura y Drogas del Departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de Caldas, en Manizales Colombia, en Octubre 14-17 de 2009. Comunicaciones con el autor en neochamanic@gmail.com

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