viernes, marzo 12, 2010

Pasado es pasado

Un hábito bastante común de la mente es el de divagar hacia eventos y situaciones del pasado. Algo que incluso puede parecernos normal y que no merece mayor atención.
Sin embargo, una reflexión más minuciosa acerca de esta tendencia tan natural, nos alerta sobre sus implicaciones y efectos.
Una cosa es dirigirnos al pasado de manera consciente, para recordar hechos y para extraer información y aprendizaje. En ese sentido es algo no sólo útil sino necesario en muchas ocasiones.

Algo muy diferente es volar con la imaginación, de modo involuntario, a escenas y situaciones del pasado y volver a revivirlas, evocando los sentimientos, sensaciones y emociones que se produjeron.

A veces incluso, jugando con la imaginación, tratar de cambiar y modificar esas escenas.
Tanto si fueron escenas agradables como desagradables, en ambos casos, volver con nuestra mente al pasado nos impide vivir con plenitud el presente. Esta inhabilidad de permanecer en el aquí y el ahora no nos deja contribuir al presente de la mejor manera posible ya que no estamos plenamente alertas ni conscientes de lo que está sucediendo.
Cuando hablamos del presente, por un lado implica el momento actual y por otro, la misma palabra lo expresa, es el regalo más valioso, es la oportunidad de aprender y crecer, pero sólo si sabemos vivirlo con plena consciencia.
Una práctica útil para centrarnos en el presente es la de poner un punto final: una y otra vez, a lo largo del día, tenemos que hacer una parada de un minuto y sumergir todos los pensamientos en la experiencia de estar centrados en el interior y presentes. Para ello nos puede ayudar el traer a nuestra mente algún pensamiento elevado y positivo como “soy un ser espiritual, un ser de luz y paz” y experimentar así la conexión con nuestra esencia de silencio y serenidad. Cuanto más practiquemos este sencillo ejercicio, más debilitaremos el patrón de viajar con la mente al pasado y más disponibles estaremos para vivir y crear un presente lleno de significado y propósito.

Cambios

Cada vez que te sientas trabado, recuerda que hay un camino para salir de la situación, aún a pesar de que pueda parecer que no lo hay.

Deja de concentrarte en el hecho de estar paralizado y empezarás a reconocer por dónde puede llegar, a estar ese camino por el cual salir.
La manera de superar ese hecho es yendo más allá de lo que estés haciendo.

Lo que eso significa es que hay algo que debes cambiar.

Cambiando lo que estás haciendo podrás empezar a avanzar.

Y rápidamente estarás muy lejos del lugar en el cual habías quedado paralizado.
Si, el cambio puede generar temor y resultar difícil.

Pero el hecho de estar trabado, es una prueba apremiante, de que el cambio es tu mejor curso de acción.

Con el tiempo verás que haber estado paralizado no fue tan malo.
Porque te habrá empujado a llevar a cabo un cambio positivo, un cambio que rápidamente estarás agradecido de haber llevado a cabo.

Cuando sientas que estás paralizado recuerda que, con tan sólo aceptar que tienes la necesidad de cambiar, te darás cuenta de que son muchas las cosas que puedes hacer.

Cambia para mejor, y avanza mucho más rápidamente que nunca antes.

La dificultad educa

Hay que insistir en el tema de la dificultad como maestra de la vida.

Algo tan urgente en un mundo facilista y permisivo.

Y nada mejor para valorar los obstáculos que este texto de ese gran pensador llamado Etanislao Zuleta:

"Nos hace daño el ideal tonto de la seguridad garantizada, de las reconciliaciones totales y de las soluciones definitivas.

Nuestro problema no está en la frustración de nuestros deseos sino en no saber desear.

Deseamos mal.

En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros.

Un nido de amor y, por lo tanto, en última instancia, un retorno al huevo".

Cuánta falta nos hace un retorno, no al útero cómodo y tentador, sino al aprecio de la disciplina y la dificultad.

Valores como compromiso, disciplina y superación son los que debemos oponer a una cultura
que engendra más mediocres que líderes íntegros.

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