martes, marzo 16, 2010

Mantenga un diario personal

En nuestra búsqueda constante de conocimientos y comprensión, hay otra disciplina importante que nos ayudará a capturar la información que nos rodea, para que nuestro futuro sea mejor que nuestro pasado: Mantener un diario personal.

Un diario es el lugar donde depositamos todos nuestros descubrimientos y observaciones de la vida. Es la presentación escrita, narrada en nuestras propias palabras que captura las experiencias, ideas, deseos y conclusiones referentes a las personas y eventos que han hecho impacto en nuestras vidas.

Un diario nos proporciona dos beneficios extraordinarios. Primero, nos permite capturar todos los aspectos del momento presente para poder revisarlos y estudiarlos en el futuro. Los eventos que tienen lugar en nuestras vidas - las experiencias que vivimos y de las cuales aprendemos - no deben sólo "suceder?. Deben ser captadas para que sus lecciones puedan ser invertidas en el futuro. El pasado, si se ha documentado debidamente, es una de las mejores guías para tomar buenas decisiones hoy que nos llevarán a un mañana mejor.

Aunque es cierto que todos los eventos quedan grabados en el cerebro, no siempre podemos tener acceso a los detalles específicos que rodean estos eventos. Frecuentemente, los detalles pueden nublarse o distorsionarse con el transcurso del tiempo: Es posible que recordemos el resultado pero nos hayamos olvidado de la secuencia exacta de los eventos, o de las decisiones tomadas. Sin tener la información correcta para afinar nuestro recuerdo del pasado, corremos el riesgo de repetir muchos de los mismos errores una y otra vez.

Sin un diario, esos momentos especiales (esos hitos de emoción y experiencia) serán empujados por los vientos de nuestro olvido a un rincón escondido de la mente y su valor se perderá para siempre. La emoción de ese momento especial se desvanecerá rápidamente, a menos que sea captada en un diario. Podremos recordar el evento pero habremos perdido la emoción.

El segundo beneficio derivado de un diario es que, por sí, el escribir acerca de nuestras vidas nos ayuda a pensar de manera más objetiva acerca de nuestras acciones. La escritura tiende a demorar el flujo de información. Conforme hacemos una pausa para reunir nuestros pensamientos, acerca de un evento que estamos tratando de retener en papel, tenemos tiempo para ponderar y analizar la experiencia. Comenzamos a ver con mayor claridad la fuente de nuestra información, los hechos en los cuales hemos basado nuestra decisiones y las acciones que estamos tomando como reacción a nuestras creencias. En otras palabras, no es sólo el evento sino nuestra filosofía personal lo que sometemos a un escrutinio intenso en el proceso de plasmar nuestra vida en papel. Es este escrutinio intenso lo que nos permite per­feccionar nuestra filosofía con cambios que, a su vez, sean verdaderamente capaces de cambiar la vida.

La disciplina de un diario también desarrolla nuestra capacidad para comunicarnos de manera más efectiva. Entre más practicamos la captura de eventos y emociones con palabras, más claramente podremos comunicar no sólo nuestras ideas sino, también, el valor inherente que existe dentro de nosotros.

Es un hecho interesante que cuando el Presidente Kennedy fue asesinado, los diarios personales de algunos de los dirigentes más influyentes del país capturaron los eventos de ese día trágico. Mientras el avión presidencial cruzaba los cielos entre Dallas y Washington con el cadáver del presidente asesinado, muchos se sentaron en silencio a anotar en sus diarios sus recuerdos intensos de la tragedia. Fue una de las situaciones poco comunes en que la historia fue anotada en el momento en que sucedió, y no sola­mente una especulación de parte de los historiadores en una época posterior lejana. Esta combinación de relatos escritos sirvió, más tarde, como base del libro The Death of a President, una de las obras históricas más importantes de los últimos tiempos.

La mayoría de los hombre y mujeres que han alcanzado el éxito mantienen un diario personal que revisan frecuentemente. Es, para ellos, una segunda naturaleza. Parecen tener un instinto inherente que les indica que una vida que merece vivirse es una vida que merece documentarse. él proceso para formar el hábito deliberado y constante de escribir en el diario, bien puede ser una razón principal de su elevación a planos superiores de éxitos.

Son las disciplinas pequeñas las que llevan a los grandes logros. Cuando las personas promedio prestan cuidado y atención a las cosas importantes, el paso del tiempo es lo único que demora su ascenso al éxito y los honores. Tanto las disciplinas pequeñas como los errores de juicio tienen tendencia a acumularse. Las primeras para beneficio nuestro y los últimos para nuestro detrimento.

Ni el éxito ni el fracaso ocurren en un evento cataclísmico. Ambos son el resultado de la acumulación de decisiones aparentemente pequeñas e insignificantes cuyo peso combinado durante el transcurso de una vida proporcionan a la persona con su recompensa proporcionada. El llevar o no llevar un diario personal no es indispensable para lograr el éxito, pero el diario personal es una pieza importante, que llamamos filosofía, en el rompecabezas de la vida. Al abandonar el diario, el rompecabezas no puede llegar a estar verdaderamente completo.

No hay duda que nuestras vidas valen más que una partida de nacimiento, una lápida en una tumba y medio millón de dólares en servicios y artículos consumidos comprimidos entre esos dos hitos principales de nuestras vidas. Los diarios personales son las herramientas que nos permiten documentar los detalles de los fracasos y del progreso de nuestra existencia. A1 mismo tiempo, el proceso nos permite llegar a ser más de lo que, de otra manera, hubiéramos sido.

Rápidamente nos estamos convirtiendo en una nación de intelectos pasivos. El abandono de nuestros talentos para la escritura y la lectura nos está llevando al hábito de la indisciplina al pensar. Si dudamos esto, sólo tenemos que ver el número de nuestros seres queridos que usan y venden drogas, el número de nuestros ciudadanos involucrados en crímenes violentos o delitos de naturaleza económica y el número de nuestros jóvenes que se retiran antes de tiempo de las escuelas. Falta de disciplina para pensar. Valores equivocados. Malas decisiones. Si esta tendencia no se corrige, dentro de poco habremos bajado al nivel de una potencia de tercera categoría.

No podemos convertirnos en una nación más fuerte hasta que comience a cambiar nuestra atención a los puntos esenciales de la vida. La capacidad para establecer un liderazgo más competente en nuestro gobierno, nuestras escuelas, nuestros negocios y nuestra comunidad yace en el valor emergente de la persona. Por esa razón, cada uno de nosotros debe comprometerse a desarrollar nuestro potencial humano en su totalidad, una disciplina a la vez, un libro a la vez y un párrafo en nuestro diario a la vez. Solamente persiguiendo activamente más conocimientos podemos refinar suficientemente nuestra filosofía personal y cambiar no solamente nuestras vidas, sino las vidas de los que nos rodean.

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