jueves, marzo 11, 2010

VIRTUDES DE LA URINOTERAPIA

A medida que nuestro modo de vivir se aleja de la naturaleza nos enfermamos más física y espiritualmente. La salud es la unión de nuestra vida con la naturaleza. La urinoterapia en realidad va mucho más allá que cualquier terapia. Es muy sencilla, tranquila, pero mucho más profunda que otras cosas. Por esa razón históricamente los pueblos de cualquier parte del mundo la amaban y la utilizaban. Y está al alcance de todos, para todos los casos sin excepción y para todas las edades. No discrimina a nadie.

Cuando usamos urinoterapia no sólo se curan el cáncer y otras enfermedades sino que ya no nos volvemos a enfermar. No es nada difícil construir nuestro cuerpo sin enfermedad. La cuestión es cambiar los hábitos. Con el cambio de vida podemos disfrutar muchísimas cosas en la vida; además con la urinoterapia podemos ayudar a la familia, a la comunidad, a mucha gente del mundo que requiere nuestro apoyo y nuestra experiencia. ¿El costo? Ya lo saben: gratis y con mucha gratitud. Sólo hace falta tener la conciencia y el valor para iniciar.

Es una verdad absoluta que a medida que se toma más orina se mejora la salud en lo físico y también en lo espiritual. Lo entenderá enseguida si toma toda la primera orina de la mañana (un poco "seca", salada y amarga), después la segunda, la tercera, toda, sin dejar una gota. El sabor y apariencia de la tercera ya es una bebida como néctar. Una riquísima agua de la vida que provoca una diarrea tremenda o una defecación enorme, nunca vista en su vida. A la vez nacen un ánimo y alegría inmensos para vivir hoy y este instante. Una sensación nueva y super-agradable. Eso sucede si tomas orina a diario de esta manera. Nunca vivirás esa sensación si sólo tomas unas gotas o un vasito con miedo. La Biosalud recomienda tomar de uno a dos litros diarios y en fin de semana o con ayuno suave de tres a cuatro litros. No hay ningún riesgo. Con el paso del tiempo y las experiencias habrá varias reacciones corporales: diarrea, mucho sueño, picazón en el cuerpo, aftas en la boca, fiebre leve, un dolorcito acá y allá, vómito, náusea, menstruación intensa, tos, flema, inflamación en algún lado, entre otras. Éstas son justo las que llamo reacciones recuperativas, señal importante de la reactivación del sistema nervioso parasimpático.

No se preocupe, tales reacciones no vienen juntas sino poco a poco y a lo largo de la vida. Hay quienes por temor a las reacciones toman orina pero muy poca para evitar esas respuestas corporales. Puede ser así. Aunque toman orina siguen sufriendo de estreñimiento, que es la mayor causa de toda clase de enfermedades, incluido el cáncer. Se puede resolver casi de inmediato el estreñimiento si tomas una cierta cantidad de orina. Repito: la meta es provocar diarrea o abundante defecación. Si aun tiene estreñimiento tomando dos litros al día, tome más. Mediante la diarrea o defecación se desinfecta, desparasita y desintoxica todo el cuerpo y se fortalece el sistema inmunológico; en cualquier caso primero hay que reforzarlo. Y aquí los intestinos son doblemente importantes, pues en ellos se produce 60 por ciento de los linfocitos, principal fuerza del sistema inmunológico. Los linfocitos de origen intestinal combaten contra la anomalía de sus propias células, como las de vejez, cáncer, estrés, etc., y contra enemigos extraños como virus, bacterias y otros.

Nuestra vida desde el nacimiento (o antes) hasta la muerte es coordinada y controlada por el sistema nervioso autónomo, llamado biorritmo o Ki en un concepto oriental por la energía de acción del sistema nervioso simpático (yang) y la de descanso del parasimpático (yin), desde el estado de ánimo y la alegría, del crecimiento armónico de cada célula y tejido, de la circulación sanguínea y hormonal hasta la vejez y la muerte. El exceso de energía del simpático por la vida agitada, de preocupación y sufrimiento emocional, destruye la armonía biorrítmica del simpático y el parasimpático. El sistema parasimpático de descanso ya no funciona. El simpático, con sus hormonas adrenalina y dopamina, promueve más acción, física y emocional, para resolver esa situación agitada, movilizando también su potencial inmunológico de granulocitos de los glóbulos blancos. Esa tensión prolongada destruye todo, hasta provocar cáncer y otras enfermedades crónicas en los órganos más débiles. Ya no está funcionando otra parte del biorritmo: el sistema nervioso parasimpático de descanso.

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